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Apologético. A los gentiles.
Tertuliano, Carmen Castillo GarcĂa
- 320 pages
- Spanish
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Apologético. A los gentiles.
Tertuliano, Carmen Castillo GarcĂa
Ă propos de ce livre
Tertuliano (nacido en el norte de Ăfrica como San AgustĂn y otros grandes escritores de los primeros tiempos de la Iglesia) defiende en ApologĂ©tica la fe cristiana frente a las acusaciones de los gentiles.Quinto Septimio Florente Tertuliano (Cartago h. 160-h. 220) fue uno de los grandes escritores de la Iglesia, de portentosa capacidad argumentativa. Entre lo poco que sabemos de su vida hay que destacar que recibiĂł una educaciĂłn esmerada, que escribiĂł como mĂnimo tres libros en griego y que fue versado en leyes, llegando a ejercer la abogacĂa; se desconocen las causas de su conversiĂłn al cristianismo, pero fue ordenado presbĂtero en la Iglesia de Cartago. Su rigorismo extremo y su temperamento vehemente le llevaron a separarse de la Iglesia e ingresar en los montanistas, que tampoco le satisficieron, por lo que pasĂł a fundar su propio grupo religioso, el de los tertulianistas. CombatiĂł con ahĂnco el paganismo y las herejĂas, en especial el gnosticismo, en una intensa labor literaria de la que se conservan treinta y un escritos, no todos completos, clasificados en obras apologĂ©ticas, obras doctrinales y polĂ©micas âdestinadas a combatir los errores acerca de la doctrinaâ y obras morales y ascĂ©ticas.La ApologĂ©tica es una de estas obras polĂ©micas: en ella defiende la fe cristiana contra las calumnias de los paganos, que acusaban a los creyentes de la Iglesia Primitiva de ser adoradores de un asno (como serĂa propio de un culto oriental) y cometer sacrificios espantosos. Argumenta que es injusta la persecuciĂłn de los cristianos, pues carece de fundamento, repasa quĂ© emperadores favorecieron o persiguieron a los cristianos, denuncia el estado de postraciĂłn moral de los romanos, sostiene que no se ha demostrado ninguna de las acusaciones formuladas contra los cristianos, las cuales son falsas e increĂbles, y que son los gentiles quienes cometen aberraciones como la adoraciĂłn de falsos dioses (hombres, Ădolos y simulacros), recuerda que los cristianos no adoran la cabeza de jumento, ni palos derechos, ni al sol, sino al Dios de la Sagradas Escrituras, frente a la insensata idolatrĂa romana, recuerda que el emperador no es un dios, sino sĂłlo un hombre, y que los cristianos le respetan en esta cualidad o dimensiĂłn, a Ă©l como a todos los hombres, y por lo tanto no son la causa de las calamidades del mundo, ni son infructuosos, como sostienen algunos gentiles, y que las muertes de los cristianos perjudican al Imperio, para acabar exponiendo los fundamentos de la fe cristiana.